viernes, 22 de agosto de 2014

PARA UN BESTIARIO DE LAS INDIAS

por Alberto M. Salas. Buenos Aires, Editorial Plus Ultra, 1985. 

María Hortensia Lacau, a quien conocemos tanto por sus denodados esfuerzos en la docencia como por su labor creadora, nos presenta una propuesta sumamente interesante: en su calidad de directora, nos acerca la colección "El Campanario", dedicada a lectores adolescentes y juveniles. Las obras que se agrupa.n bajo esta denominación se caracterizan por ser "rigurosamente literarias, amenas. argentinas e hispanoamericanas, apropiadas por sus valores eticos y motivaciones psicológicas a una edad más o menos móvil que se ubica dentro del ciclo secundario". El material que se ofrece es variado, ya que abarca diversas manifestaciones artisticas, tales como novelas, cuentos, poesias, teatro, etc. 
El libro que hemos leido nos muestra una faceta diferente de la Conquista de America, ya que se ocupa de los animales del nuevo continente. Basándose en bibliografia del siglo XVI -que es indudablemente atrayente-, el autor ha elaborado una serie de ensayos en los que transmite las vivencias que los hombres de 1a Conquista dejaron por escrito. Este tipo de literatura es muy interesante, pero el estar redactada en castellano antiguo la vuelve inaccesible a los alumnos de enseñanza media. Esta particularidad se encuentra agravada por el hecho de que una obra de este tiempo, si está editada convenientemente, debe ser anotada, es decir, debe contar con las explicaciones pertinentes. Las características mencionadas hacen que este tipo de relatos --crónicas de viajeros o de colonizadores- no sean tomados como una fuente de esparcimiento sino como una obligación. Salas frecuentó los relatos impulsado, en un principio, por la necesidad de cumplir con su formación literaria, pero, al mismo tiempo, el amor por la literatura de la Conquista iba creciendo en su espiritu. 
Para un bestiario de las Indias es una recorrida tan erudita como afectuosa por las paginas mas importantes las letras de esa epoca. Entre los autores citados encontramos, en primer lugar, a aquellos que se propusieron dejar un testimonio sobre la tierra nueva; Salas recurre a Martin del Barco Centenera, Fray Bartolome de las Casas y el Inca Garcilaso de la Vega. También las noticias de viajes han sido un material indispensable para la redacción de estos ilustrativos ensayos; marinos de renombre como Cristóbal y Fernando Colon, como Americo Vespucio, son las ilustres fuentes de los trabajos. Pero la lista sigue, abarcando tanto estudios sobre el tema como la utilización de los diccionarios de mayor valor dentro de nuestro idioma: el de la Real Academia Española, el de Corominas y el Tesoro de la Iengua castellana o española, de Sebastián de Covarrubias, que data de 1611. 
Alberto Salas ha preparado la edición teniendo en cuenta la edad e intereses de aquellos ha quienes está dedicada: ha modernizado el lenguaje, quitándole su particular encanto pero volviéndolo sumamente comprensible para el adolescente: por otra parte, ha suprimido -en la medida de lo posible- todo tipo de anotación que, aunque necesaria, puede distraer la lectura de una persona no habituada a ella. Animales de las más diversas clases son evocados en el libro; los hay reales, como los loros y los papagayos; míticos, como los grifos y sirenas; y hay también seres irracionales ligados entrañablemente a la vida cultural de su pais, como el quetzal. 
En los ensayos se advierte una intención didactica evidenciada por e1 detenimiento con que el autor se explaya sobre las características de cada especie. Paralelamente, relata las creencias de indígenas y conquistadores al respecto; incluyendo, cuando el tema así lo permite, alguna anecdota curiosa, sea tragica, sea risueña. En el capitulo dedicado al manatí, el ensayista recuerda que la "bestia" habia causado involuntariamente gran revuelo entre los eclesiásticos: por su aspecto y modo de vida era un enorme pez, pero e1 sabor de su carne era semejante al de la carne de ternera, de modo que no se sabía si debía prohibírselo en días de guardar. Episodios como éste trascienden el tema específicamente zoológico, para ilustrarnos acerca de la idiosincrasia de una sociedad en formacion. 
Algunos temas se destacan por su importancia histórica -en especial los que se dedican a animales reales-; en otros puede advertirse la fecunda imaginación popular. Estos últimos me han parecido mucho mas atractivos -sin olvidar la excelencia de los primeros-, ya que nos introducen en un reino fantastico, en el que se atribuyen cualidades inusitadas a seres de apariencia incierta. A este respecto recordamos trabajos como los dedicados a los grifos y al carbunclo, seres extraños y de maléficos poderes. 
Completan la obra la presentación a cargo de Maria Hortensia Lacau y las palabras con que la misma exhorta al adolescente a participar de la lectura creativamente. La escritora ha ideado también la inclusion de una reflexion del autor, que funciona a manera de puente entre autor y recipiendario, explicándole los motivos que lo llevaron a tratar este tema. las circunstancias en que surgió tal aficion y lo que ella representó para el ensayista. 
El volumen me ha parecido sumamente interesante, ya que concreta un anhelo que todos los que trabajamos por las Letras esperábamos ver realizado: hacer que obras de tiempos pretéritos, pero fundamentales en nuestra historia, se difundan no perdiendo sus valores originales. La lectura de paginas como las de Salas puede entretener e ilustrar, pero -lo que es mucho más importante- puede despertar la inquietud de remitirse, quién sabe en un futuro, a las obras de las que surgieron. Esta virtud es, de suyo, un valioso aporte a la cultura, ya que contribuye a formar buenos y selectivos lectores.

(El Tiempo)

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