sábado, 31 de marzo de 2012

A mi padre Aquiles Neve…

Aquiles fue un niño pobre,
de la posguerra italiana
que a los catorce,
llegó solo y con nada.

Además de lo puesto traía
voluntad, corazón y ganas.

Se casó con mi madre
y su empresa fue el respeto,
porqué todos somos iguales,
le enseñaron sus abuelos.

Fundó una familia con principios,
honradez y trabajo
como la noble transparencia
del manantial de su pueblo lejano.

A fuerza de vender en la feria
papas, diarios y recuerdos
y por la tarde coser puntadas
a mano, transpiración y talento.

Para que nunca conozcamos
ni hambre, ni sufrimiento.

Pagó por nuestras enfermedades
sin pedir regateos,
además de cierta instrucción
recibida en los colegios.

No hace tanto me dijo
quiero hacerte un traje
como recuerdo.

Ya habrá tiempo, dije yo,
siempre desobedeciendo.
Pero su tiempo acabó
antes de comprenderlo.

El dinero del entierro,
lo encontramos en sus zapatos
como lo hacían de niños,
Los Reyes con los regalos.

Cuando me miro al espejo,
veo que yo soy el traje
más parecido que tengo…
y que pudo dejar mi padre.

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